Estaba o gato baixo unha das arcadas do Mosteiro da Armenteira, inmutable ante calquera chamada, como esperando o final do rezo na hora de Vésperas; presto, iso si, a recibir as caricias dos últimos visitantes do día. Unha man pousada no seu lombo recibía como resposta un leve ronroneo. Ese particular ruído que os gatos emiten como mostra da confianza, felicidade e benestar que senten e que, seguramente, desexaba transmitir aos que por alí pasamos.
Estaba el gato bajo una de las arcadas del Monasterio de Armenteira, inmutable ante cualquier llamada, como esperando el final del rezo en la hora de Vísperas; presto, eso sí, a recibir las caricias de los últimos visitantes del día. Una mano posada en su lomo recibía como respuesta un leve ronroneo. Ese particular ruido que los gatos emiten como muestra de la confianza, felicidad y bienestar que sienten y que, seguramente, deseaba transmitir a los que por allí pasamos.
Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.
(de "Oda al gato". Pablo Neruda)
O gato da Armenteira @ caxenas |