IGLESIA DE SAN MARTIÑO (NOIA) .( Fuente. La voz de Galicia artículo de M.X.Blanco. 20.06.2010)....
La iglesia de San Martiño, presidida por dos torreones, es sin duda el símbolo de Noia, una villa cargada de historia. El pasado y el presente de este templo están envueltos en un aura de misterio. Aunque no está nada claro quién ni por qué gestó la leyenda, esta perdura hasta la actualidad, alimentada por el hecho de que una de las almenas del edificio sigue sin concluirse casi seiscientos años después de que se dieran por finalizadas las obras de construcción del recinto religioso. Hay quien no duda en hablar de la torre maldita, sobre todo después del trágico suceso que tuvo lugar en 1973.
Aquel año, Noia se visitó de gala para recibir a Claudio Guerín, considerado entonces como una de las jóvenes promesas del cine español, y a su equipo, del que formaba parte un actor de renombre, el francés Renaud Verley. El motivo de la visita no era otro que el de rodar una película: La campana del infierno . El bullicio se apoderó durante unos días de la villa y nada hacía presagiar que el título del filme y una de sus escenas principales, la caída del protagonista desde una de las torres de San Martiño, iban a cobrar realidad.
Pero fue así, el 16 de febrero, Guerín se precipitó al vacío desde una estructura que se había instalado para unir las dos almenas de la iglesia, la que remata en un campanario y la inacabada, que con motivo del rodaje se había reconstruido con cartón piedra. El director de cine halló la muerte en las piedras de la plaza de O Tapal cuando solo faltaba una secuencia para concluir el rodaje de la película, tarea que después asumió Juan Antonio Bardem.
El cura, incrédulo
El trágico final de Claudio Guerín no hizo más que alimentar una leyenda que, desde hacía mucho tiempo, se cernía sobre la torre inacabada de San Martiño. Aunque nadie sabe los motivos, muchos coinciden en asegurar que la mala fama de la almena viene de lejos. El párroco José Luis Fuentes llegó a la iglesia noiesa en 1996 y pronto fue conocedor de la misteriosa historia: «Aínda que eu nunca crin nada disto, é certo que moita xente dicía que a torre estaba maldita e que aquel que tentara rematala, tería un triste final».
Fue precisamente a este hecho al que muchos atribuyeron la muerte de Claudio Guerín, por su empeño en reconstruir la torre para el rodaje de su película, aunque solo fuera usando cartón piedra.
No solo el fallecimiento del cineasta sirvió para alimentar la vieja leyenda, el propio sacerdote confiesa que él vivió en sus carnes una anécdota que le llevó a pensar que realmente, el tema despierta temor: «Nunha ocasión, un señor de Castilla que viña sempre veranear a Noia, díxome que el estaba disposto a rematar a torre, que realizara todos os trámites burocráticos, que volvería ao ano seguinte co propósito de facer a obra. Eu non arranxei nada, xa que é un edificio declarado monumento histórico nacional e, ademais, é o símbolo da vila tal e como está, pero cando volveu o turista non me atrevía a dicirlle a verdade, así que lle comentei que todo estaba listo para acometer a obra, pero que tivera en conta que existía unha lenda que dicía que aquel que quixese reconstruír a torre, morrería. Desde entón, nunca máis volveu a falarme da cuestión».
Eso sí, el párroco aclara que se trata solo de una leyenda que, para él, carece de fundamento: «A min non me impón respecto algún, non teño problema en subir á parte que está feita. Fágoo a miúdo».
Lo que está claro es que, como en otras muchas cuestiones relacionadas con fenómenos sobrenaturales, la ciudadanía noiesa está dividida. Hay quien se cree a pies juntillas la leyenda de la torre maldita, y que incluso atribuye a esta la muerte de Guerin y el hecho de que nadie haya restaurado la almena, y hay quien opina que se trata de un mito sin más.
Pero, si esa segunda teoría fuese la correcta, cabría hacerse una pregunta, ¿por qué entonces uno de los campanarios se encuentra inacabado cuando, solo con mirar el templo, uno se da cuenta de que le objetivo inicial era construir dos torres gemelas? Para el cura de San Martiño, la respuesta tiene que ver con cuestiones económicas: «A verdade non se sabe, pero parece ser que, cando se construíu a igrexa, rematouse o orzamento antes de concluír a segunda torre, e así quedou».
Ni siquiera los historiadores locales saben cuáles fueron los motivos reales que propiciaron que el símbolo de Noia sea un templo con dos almenas, una de ellas inacabada. Xerardo Agrafoxo, que incluso dedicó parte de un libro al trágico fallecimiento de Claudio Guerín, explicó que no hay datos documentales que expliquen este hecho: «Nunca se estudaron os libros da igrexa de San Martiño e, polo tanto, descoñécese a auténtica verdade».
Lo que sí se sabe es que esta falta de información ha ido alimentando una leyenda que, por lo menos de momento, no tiene visos de ser desmentida. Descubrir la verdad sobre la torre inacabada de San Martiño contribuiría a poner fin al mito. Mientras, el misterio seguirá envolviendo a este edificio, símbolo para los residentes en Noia y fuente de preguntas sin respuesta para los visitantes.