Paxaros na cabeza. Cuando, hace algún tiempo, tuve qué enviar al taller mi nueva cámara, la cual había comprado convencido de que a partir de ese preciso momento mi relación con la fotografía comenzaría a ser fructífera. Para que las imágenes comenzaran a fluir a través del visor, mi talento y los pocos conocimientos adquiridos, sólo necesitaban un instrumento adecuado para tamaña empresa. Mientras tanto, rescaté del cajón mi antigua cámara y salí a pasear, al regresar a casa y mirar lo que había traído, recordé que “el hábito no hace al monje”, releí la carta de Sergio Larraín a su sobrino , “Os Paxaros” se quedaron en la fotografía y comencé a cogerle el gusto a esto de quitar instantáneas. “El juego es partir a la aventura, como un velero, soltar velas. Ir a Valparaiso, o a Chiloé, por las calles todo el día, vagar y vagar por partes desconocidas, y sentarse cuando uno está cansado bajo un árbol, comprar un plátano o unos panes y así tomar un tren, ir a una parte que a u